Día de Muertos en el Rose Hills Memorial Park me trajo recuerdos de mi niñez

This is part of a spornsored post with Rose Hills Memorial Park, However, all opinions expressed are my own

La temporada de celebrar la vida recordando a los muertos arrancó el pasado fin de semana con un evento del cementerio Rose Hills Memorial Park que abrió sus puertas a la comunidad en un día de arte y altares.

Este año, las tradiciones reinaron con la invitación del maestro Eduardo Serrato, mejor conocido como “Pepiyo”, quién plasmo su don de arte en la elaboración de un tapete floral de arena y aserrín, tradición de Uriangato, Guanajuato.

“Allá mi pueblo se llena de colores el día que celebramos a nuestro patrono San Miguel”, dijo el artista, quien tardó alrededor de 4 horas en colorear el suelo del Rose Hills Memorial Park con una imagen de la Virgen de Guadalupe.

Lo que más me impactó del trabajo que Serrato fue su fina técnica al detallar claramente los ojos y las facciones de la imagen guadalupana.

Esta fue una de las grandes atracciones que iluminó el cementerio, pero también hubo música, bailes folclóricos y altares coloridos en honor a los que pasaron a mejor vida antes que nosotros.

El día de muertos es una tradición muy bella de México y varias partes de Latinoamérica, es un día de celebración y acercamiento a lo que tarde o temprano pasaremos. Mi madre dice que es bueno conmemorar este día no solo para recordar a nuestros parientes muertos sino también es una enseñanza para nuestros niños, para que no tengan miedo y lo vean como algo natural al proceso de la vida.

Nosotros celebraron el día de muertos el 2 de noviembre y el día de Todos Los Santos y los niños fallecidos el 1 de noviembre. Arrancamos el día visitando el Panteón de Oriente en Durango. Lavamos las tumbas de nuestros abuelos y familiares muertos, les ponemos flores, generalmente la cempasúchil, oramos, y recordamos los buenos tiempos y las cualidades de nuestros muertos. También les llevamos su comida favorita y obvio ahí comemos en familia.

Una de las cosas que me hizo recordar mi niñez fue el recorrido que hice por los altares que desplegaron en el Rose Hills Memorial Park el día del evento.  El aroma de las flores y el incienso me recordaron los altares que mi madre y mi hermana mayor ponen cada año en México. Lina, mi hermana mayor, ahora es la que se encarga de conservar la tradición.  Cada año hace un altar de siete niveles con todos los elementos que debe llevar. Por la tarde después de regresar del cementerio, toda la familia se reúne en su casa para rezar un rosario por las benditas ánimas del purgatorio, comemos pan de muerto con chocolate o atole caliente. Este día también es cuando marca la temporada de tamales. Después del comelón, hacemos dinámicas y eso es lo más divertido. Ya sea que nos pintemos la cara de calacas, recordamos a algún ser querido, dibujamos muertes, contamos chistes de nuestros muertos y hasta hacemos nuestro propio epitafio y lo leemos en voz alta causando varias carcajadas entre los presentes.